
Más de 1’8 millones de personas teletrabajaron en España durante el segundo trimestre de 2021, según la Encuesta de Población Activa (EPA). Una cifra que llegó a tres millones de personas en el mismo periodo del año anterior, en pleno confinamiento por la pandemia de COVID-19.
Así las cosas, el teletrabajo se ha constituido como un modelo de organización en las empresas como alternativa a la organización tradicional. De hecho, para darle marco normativo este verano ha entrado en vigor la Ley 10/2021 de trabajo a distancia tras la tramitación como proyecto de Ley del Real Decreto-ley 28/2020.
Por otra parte, esta actividad laboral realizada a distancia y apoyada en medios telemáticos conlleva ciertos riesgos para el trabajador, que según la mutua Umivale se engloban en tres grupos principales:
-
Trastornos musculoesqueléticos (TME’s): Derivados del propio ambiente de trabajo y las condiciones de la vivienda. Para evitarlos se deberá tener en cuenta aspectos relativos al diseño ergonómico del puesto de trabajo asociados a la mesa o superficie de trabajo (como la altura y superficie idónea, siendo especialmente importante que permita la movilidad de las piernas), la silla, teclado o reposapiés, entre otros.
-
Fatiga visual: Generada por el uso de pantallas de visualización de datos. Se puede evitar con una adecuada iluminación, evitando reflejos y deslumbramientos y con la adecuada colocación de la pantalla en altura y ángulo de visión.
-
Derivados de la organización del trabajo. Habilitar una zona aislada y específica en la vivienda, planificar las tareas y establecer un calendario con los tiempos de trabajo. Evitar realizar tareas domésticas durante el tiempo de trabajo y desconectar fuera de la jornada laboral.