jueves. 28.03.2024
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El doctor José Manuel Valverde ha alcanzado la presidencia del COMIB tras ser vicepresidente.

P.- ¿Qué visión puede ofrecer sobre la situación actual del COMIB?, ¿cómo está afectando la pandemia al funcionamiento del órgano colegial y al de sus afiliados?

R.- El colegio ha estado en muy buenas manos, muy bien dirigido. He tenido el privilegio de ser vicepresidente con un equipo encabezado por la doctora Manuela García Romero. Mi única expectativa es no estropear nada y continuar el trabajo de la anterior presidenta. Respecto al COVID-19, el colegio nunca estuvo cerrado ni en los momentos más dramáticos, con personal reducido y medidas especiales, pero se mantuvo la organización y el servicio a los colegiados. Ahora nos reunimos en persona en una sala enorme y sin quitarnos la mascarilla, tras una etapa en que realizábamos videoconferencias.

La pandemia también nos ha afectado directamente a los médicos, ha habido algún fallecido en Baleares, y muchos más en el resto de España. Sobre todo en Atención Primaria.

P.- Como vd. ya tiene experiencia por haber desempeñado hasta ahora el cargo de vicepresidente, ¿en qué cuestiones quiere poner el acento durante su residencia?

R.- No me gusta la palabra continuista, pero si algo está muy bien o está bien hecho, es una estupidez cambiarlo. Eso no quiere decir que yo sea continuista, sino que no se me ocurriría jamás estropear nada ya hecho. Pero sí que es verdad que hay muchas cosas pendientes que me tocará terminar.

En cuanto a mi forma de actuar, quizá yo soy un poco más bruto, porque soy un médico de pueblo y mi estilo personal es más cercano. Nunca había habido un médico de familia al frente del COMIB, y mi visión es más cercana a la Atención Primaria y a la proximidad con el paciente.

P.- El momento actual es atípico, el COMIB parece verse obligado a poner orden entre sus propios miembros por cuestiones científicas. Ejemplos de ello son los médicos negacionistas, contra los que el colegio ya ha anunciado que actuará, o aquellos que recomiendan el uso de dióxido de cloro o MMS. ¿Cuál es la realidad? ¿Por qué hay facultativos inclinándose por medidas exóticas o que niegan la existencia de una pandemia? ¿Cómo acabará todo esto?

R.- En la medicina hay mucho arte, pero los médicos fundamentalmente somos científicos. Trabajamos en un terreno donde a veces la incertidumbre es muy grande, y siempre hay que tener como bandera no salirse nunca de la evidencia científica. Por eso, todo lo que no está adecuadamente estudiado y demostrado, con estudios que lo acrediten, no debería entrar dentro del trabajo de cualquier médico.

Por eso, mientras no se demuestre lo contrario, todas estas sustancias desinfectantes, cuyo uso no está aprobado por ninguna agencia ni se encuentran dentro del registro de medicamentos –y además se consideran un producto tóxico-, no deben recomendarse.

¿Cómo puede argumentarse que un desinfectante parecido a la lejía puede curar el COVID-19 y al mismo tiempo el autismo? No tiene ningún sentido. Siempre hay gente que se desvía un poco de la ortodoxia general. Pero, que un médico niegue una pandemia que ya ha provocado más de un millón de muertos me parece un insulto. Cómo nos vamos a poner de acuerdo miles de médicos en todo el mundo para crear una mentira semejante, engañando a la población, si no nos ponemos de acuerdo en nada. Algo que está paralizando el mundo no se puede negar.

Por tanto, los médicos que incurran en ese comportamiento irán siendo identificados y el Comité Deontológico hará sus estimaciones y, si han inclumplido algún artículo de nuestro código, se creará un procedimiento para sancionarles. Eso sí, después de escucharles.

P.- .¿Ha intervenido el Colegio de Médicos como tal en la toma de decisiones respecto a la pandemia por COVID-19 en Baleares?, ¿o bien, en su aplicación? ¿Cuál es la relación con las autoridades sanitarias a este respecto? 

R.- El colegio de médicos debería de ser un elemento consultivo en la toma de decisiones porque representa a todos los médicos de la comunidad. Cuando presidía Romero se creó un Observatorio de Atención Primaria para elaborar recomendaciones y trasladarlas a la Conselleria de Salud, a fin de abordar de una manera favorable la pandemia de COVID-19.

Esas conclusiones se presentaron en agosto, fueron bien recibidas y nos dijeron que iban muy en la línea que llevaban ellos, pero no hemos vuelto a saber nada más…

También dijimos que los turistas que llegaran a Baleares vinieran con una PCR hecha, pero no se nos hizo caso. Finalmente, ahora parece que se va a hacer.

Y, cuando se abrieron los colegios, el COMIB sugirió la posibilidad de retrasar una semana la apertura, en algunos casos. No se nos hizo caso, pero hay que decir que al final todo ha salido bien.

En general, el colegio oficial muchas veces promueve iniciativas o intenta ayudar, pero no se le hace mucho caso. Es una queja que lanzo con la esperanza de que en el futuro se pueda mejorar un poquito esa situación.

P.- ¿Cuál es la posición del COMIB respecto a la saturación de la sanidad pública? Y, por otro lado, ¿por qué situación pasa actualmente la privada?

R.- Esta pandemia nos ha cogido por sorpresa a todos. Nuestra sanidad funcionaba bastante bien, siempre hemos dicho que era una de las mejores del mundo, con los profesionales más sacrificados y más baratos. Veníamos de una situación muy límite, ¿qué ha pasado?, pues que cuando tensionas algo que está muy carente se notan muchísimo los problemas.

La sanidad privada es otra historia, también tiene muchos conflictos y problemas, pero ha servido para apoyar a la pública. Si no, la situación hubiera sido aún peor, hubiéramos estado aún más saturados durante el confinamiento.

P.- Como especialista en Medicina Familiar, ¿cómo considera que está afectando la pandemia -más la situación económica y social, y las limitaciones de la Sanidad Pública- a los cuerpos y las mentes de la ciudadanía de Baleares?

R.- Al principio fue todo muy chapucero, porque no conocíamos nada del virus y nos cogió por sorpresa. Ha habido muchísima muerte que se ha producido por procesos tromboembólicos, y no solo por neumonías, como parecía al principio. Lo más trágico han sido las residencias. 

En la primera ola pasamos de tener al paciente delante, con unas consultas llenas, a recibir la orden de atender por teléfono. De tocar al paciente a hacer de telefonistas. Eso fue un reto importante. Luego, los primeros días la gente estaba aterrorizada, porque tenía verdadero miedo de coger cualquier cosa, así que en primera instancia fue una buena idea.

Todos teníamos miedo de estar en el centro de salud, con el paciente delante, sin medidas de protección. Incluso tuneamos bolsas de basura durante algunos días.

Yo, que antes iba sin bata, porque considero que me distancia de las personas, ahora salgo de casa vestido de médico y vuelvo vestido de médico. Tiro la ropa en un cesto especial y me doy unas duchas impresionantes.

El principal problema que se ha generado, más allá de la pandemia, es que gente que se hacía una analítica cada seis meses ahora lleva un año sin hacérsela, hay diabéticos absolutamente descontrolados, etc. Básicamente, hay pacientes con patologías crónicas que no los hemos visto en demasiado tiempo, porque no es lo mismo tener a la persona delante que atenderla por teléfono, hay que verla.

Y eso se debe a que durante un tiempo toda la atención se la ha llevado el COVID-19. Ahora, gracias a dios, ya hemos recuperado nuestros cupos y vemos a los pacientes en persona.

P.- ¿Cómo se pronuncia el COMIB ante la huelga de médicos convocada para finales de octubre?

R.- Esa huelga está promovida por los sindicatos y la mayoría de los colegios de médicos se han manifestado. Las condiciones por las que se promueve el paro están justificadas y, en especial, hay que destacar la tradicional falta de médicos en todas las especialidades. En concreto, la Medicina de Familia y la Anestesia son aquellas donde la tasa de recambio es más baja. Muchos nos estamos jubilando, o lo haremos en los próximos años, y no se produce un relevo.

Una cosa chapucera que se está haciendo es traer a médicos extracomunitarios para que puedan realizar ese trabajo de especialista sin acreditar sus conocimientos con títulos. Eso es una barbaridad.

Otro motivo relevante es que en el sistema de salud se está dando una inestabilidad laboral importante, con gente que ha tenido hasta 50 o 60 contratos en tres meses, y con sueldos bastante míseros. En cambio, alrededor de 15.000 médicos españoles están en el extranjero muy bien pagados y considerados. En vez de intentar recuperar a esta gente, cuya formación ha costado muchísimo dinero, ahora se quiere traer a extracomunitarios con titulación insuficiente.

Doctor Valverde, presidente COMIB: “Es un insulto que un médico niegue una pandemia que...