sábado. 20.04.2024
Imagen de este pasado viernes en Platja de Palma
Imagen de este pasado viernes en Platja de Palma

Este no era un viernes cualquiera en la Platja de Palma, una zona que poco o nada tiene que ver con la de hace tan solo 12 meses. A estas alturas, mientras los aumentos de brotes alertan de un posible nuevo confinamiento, ya no hay dudas de que la pandemia de coronavirus (Covid-19) ha cambiado nuestra realidad por mucho que algunos insistan en bautizarla como 'nueva normalidad'. 

Las escenas que verano tras verano escandalizaban en zonas como Magaluf o Platja de Palma se han vuelto a repetir durante este principio de temporada, dejando en evidencia a una Isla que ofrece decenas de encantos muy diferentes al catalogado como 'turismo de borrachera'. Pero ahora, en la 'nueva normalidad', todo es diferente. 

El Govern, que a principios de año aprobó el decreto a lo que ellos llaman como "turismo de excesos", ha dicho basta. Y para ello, ha llevado a cabo unas medidas tan drásticas como criticadas que amenazan en acabar en los Tribunales, siempre y cuando prospere la plataforma para los afectados que tienen previsto constituir la Asociación de Comerciantes y Empresas de Servicios Turísticos de Mallorca (Acotur) y a Asociación Balear de Ocio Nocturno y Entretenimiento (Abone).

La cruda realidad

Y es que desde que el pasado miércoles entrara en vigor el cierre de todos los establecimientos de ocio nocturno y dedicados a la venta de bebidas alcohólicas de las calles del Jamón y la Cerveza (Platja de Palma) y de Punta Ballena, General García Ruiz y Federico García Lorca, (Magaluf), la 'nueva normalidad' ha pasado a ser una cruda realidad para los propietarios de los comercios afectados. 

Falta de efectivos

En Platja de Palma, una zona que de no ser por la pandemia hubiera estado vibrando con los partidos de Alemania en la Eurocopa, la Asociación de Hoteleros criticó este viernes la "falta de efectivos policiales" destinados este verano a la zona, apuntando que Cort está teniendo "serios problemas" para cubrir el número de efectivos necesarios.

Cabe recordar que Guardia Civil, la Policía Nacional y las Policía Local de Palma han arrancado un operativo para evitar que se produzca un desplazamiento de personas desde los establecimientos cerrados o con mayor vigilancia hacia otras zonas cercanas. 

Un desierto

En Mallorca Confidencial visitamos este viernes la zona. Con las luces de los locales apagadas, unas grandes barreras destacaban en el exterior de algunos de ellos advirtiendo la inactividad de las conocidas las calles del Jamón y la Cerveza. 

Alrededor de las 23:00 horas, apenas dos grupos reducidos de turistas paseaban por las desiertas vías mirando perplejos a ambos lados. 

Sin apenas tráfico, de fondo tan solo se escuchaba una música procedente de un segundo piso convertido, presuntamente, en una improvisada discoteca. Debido a la escasez de transeúntes, los vendedores ambulantes se ven obligados a desplazarse hasta primera línea en busca de clientes. 

Mensaje a Negueruela e Hila

El rechazo a la decisión del Govern queda patente en una gran pancarta situada en el exterior del local San Siro de la calle Bartolomé Salvà (la conocida como 'Calle del Jamón') que reza "Iago, este cierre es una injusticia. Hila, no somos un Biergarden".

"Esto es una ruina. Al final pecamos justos por pecadores y eso no es justo", lamenta un paciente taxista a nuestro medio digital

El colorido de las luces brillando reaparece al acercarse a la arena, donde los restaurantes y bares situados en primera línea permanecen abiertos. Enfrente, una interminable fila de personas esperan sentados en el paseo que les deparará esta noche. Pero eso, ya es otra historia. 

Y la luz se apagó en la Platja de Palma