Maheta Molango sigue demostrando vivir en una realidad paralela, construida por él mismo y que intenta hacer extensiva sin éxito a los periodistas y al conjunto de seguidores. Esta pasada noche, mientras varios cientos de aficionados clamaban contra él y los futbolistas desde el exterior del Estadio, el desastroso CEO bermellón comparecía ante los medios para aplicar a rajatabla el principio de extensión del fango. Maheta no habla del descenso, ni de los seis puntos tirados en las tres últimas jornadas ante equipos que no se jugaban nada, ni de su planificación deportiva , ni de sus tres entrenadores. Maheta habla -y lo ha vuelto a hacer tras el último partido en la LFP- de los "últimos cinco años", metiendo así en el saco a otras temporadas en las que, con más o menos fortuna, se consiguió evitar el desastre.
Nadie en el Real Mallorca quiere a Maheta Molango; ayer se lo dijeron a la cara antes, durante y después de empatar contea el Getafe. Y aunque en sus adentros el inútil CEO pensará que una buena campaña en Segunda B resulta suficiente para arreglar el estropicio, lo cierto es que ni siquiera un muy hipotético ascenso 'exprés' a Segunda división A servirá para que la afición se reconcilie con un personaje tan aparentemente cercano como profundamente engreído.
Los incidentes que se produjeron frente al Iberostar Estadio coincidiendo con la salida en autocar de los jugadores se saldaron por otra parte con algunos jóvenes retenidos por la Policía Nacional, tras el lanzamiento de bengalas, huevos y botes de humo contra el vehículo que transportaba a los futbolistas a la Ciutat Esportiva.
Según señaló Maheta a los medios en zona mixta, a partir de este lunes se irá cerrando la nueva plantilla, a fin de que el club "renazca". Lástima que el encargado de hacerlo sea el mismo que lo ha matado. Mal comienzo.