El Real Mallorca ha dado un golpe sobre la mesa cuando menos se esperaba. Tras diez partidos sin ganar, y ante un rival que solo había perdido un partido como local en toda la temporada, el conjunto bermellón se ha puesto las pilas para lograr una sorprendente victoria que no arregla nada de lo mal hecho hasta ahora, pero que al menos sí permite albergar una mínima esperanza de permanencia. Y no solo por los tres puntos en sí, sino porque por fin se ha visto un equipo solvente, serio e incluso con capacidad de remate. Capaz también de cometer errores defensivos groseros, como el que acabaría costando el segundo gol de los locales a través de una pena máxima, pero en todo caso fuerte como para saber sufrir y acabar superando a domicilio a un oponente que quince días atrás le había metido media docena de goles al Valladolid.
Brandon ha sido el encargado de abrir el marcador en el minuto 35 de la primera mitad, tras provocar un penalti que él mismo transformaría. Así se retirarían los jugadores al descanso, y en la reanudación Moutinho se encargaría de ampliar distancias con un golazo que apenas podrían celebrar los seguidores isleños porque en apenas un minuto, Ivi ponía el 1-2.
El Mallorca parecía apuntarse nuevamente al sufrimiento, aunque Moutinho sería nuevamente el encargado de marcar para poner el 1-3. Los bermellones parecían ya tener el partido casi resuelto, hasta que en el 39 un penalti absurdo cometido por Campabadal supondría el 2-3... y la vuelta al sufrimiento.
Al final, se sabría aguantar el resultado para dejar un vital 2-3 que deja al Mallorca a seis puntos de la permanencia, que podrían ser 3 si el próximo sábado (16.00 horas, Son Moix) se derrota un rival directo, el Elche, que esta misma semana ha cambiado de entrenador tras una pésima racha de resultados. Es muy, muy difícil. Pero ya no es imposible.