Los desorbitados precios de los alquileres y la falta de acceso al crédito por parte de las entidades bancarias dibujan nuevos escenarios. Nacen movimientos y proyectos sociales que operan al margen de las reglas impuestas por el mercado inmobiliario actual.
Baleares siguiendo los pasos de Uruguay y Dinamarca da impulso al nuevo modelo mediante el programa Cohabita llevado a cabo por el Instituto Balear de la Vivienda (IBAVI).
Baleares pone en marcha Cohabita
El Gobierno balear mediante el programa Cohabita llevado a cabo por el Instituto Balear de la Vivienda (IBAVI), también apuesta por la propiedad colectiva en manos de una cooperativa en régimen de cesión de uso.
Se trata de ceder solares públicos a cooperativas para que autopromuevan vivienda protegida en cesión de uso. Además, el gobierno aporta un 10% de financiación de la promoción y facilita apoyo técnico, legal, financiero y arquitectónico. El IBAVI pide a los cooperativistas que aporten otro 10%, en este caso el capital inicial va de 15.000 a 20.000 euros.
Proyecto Cohabita (Foto: IBAVI)
En estos momentos están a la espera de resolución dos proyectos, uno en Llucmajor y otro en Santa Maria del Camí. Será previsiblemente en septiembre cuando se conozca si los otros tres propuestos inicialmente también siguen adelante. Se trata de futuras construcciones en Son Servera, Manacor y Vilafranca de Bonany.
Conoce el caso de La Borda
La Borda SCCL es la primera cooperativa de vivienda de nueva construcción existente en una ciudad del estado español, concretamente Barcelona en el barrio de Sants. Además, de ser la construcción de un bloque de pisos de madera más alto en España.
Desde hace medio año, alrededor de 60 personas de todas las edades viven en el edificio que cuenta con 28 pisos, espacios comunes y está diseñado íntegramente por la comunidad que lo habita, de propiedad colectiva y financiado sin ninguna aportación de bancos comerciales. Por su parte, el Ayuntamiento de la Ciudad Condal les ha cedido un solar público durante 75 años.
Edificio La Borda en Barcelona (Foto:Lacol)
Después de un proceso de más de siete años, este inmueble ofrece una alternativa habitacional a una ciudad que cada vez expulsa más gente a causa de los precios desorbitados del alquiler. Caso extrapolable a Baleares donde cada vez son más las dificultades para acceder a una vivienda.
Socio fundador mallorquín
Uno de los socios fundadores y habitante de La Borda es un mallorquín nacido en Maria de la Salut. Se trata de Joan Miquel Gual quien el pasado miércoles 21 ofreció una charla coloquio en Sineu para presentar y difundir ese nuevo modelo de acceso a una vivienda.
Durante su presentación Gual definió el proyecto cooperativista de La Borda como “Un ejemplo de vivienda sostenible, comunitario, feminista, asequible y anticapitalista”. El joven se vincula a partir del año 2006 a los movimientos sociales que suponen una corriente fuerte de activismo entorno al derecho a una vivienda y explica “Nace la necesidad como consecuencia de los desahucios y las condiciones abusivas de los propietarios que alquilan sus viviendas. Además, los bancos no facilitan el acceso al crédito”.
Charla en Sineu organizada por Espai Nova Estació (Foto: Mallorca Confidencial)
La Borda ha seguido los pasos de Uruguay y Dinamarca. Los socios para realizar el proyecto tomaron de ejemplo Copenhague donde el 30% de todas las viviendas habitadas se ceden por uso y también el movimiento cooperativista uruguayo que agrupa a más de 20 mil familias con ingresos medios y bajos de todo el país.
Economía social y solidaria
Uno de los puntos fuertes y generador de cambio en el actual paradigma del mercado es que se trata de un modelo de acceso a la vivienda no especulativo. Como relata Gual “No somos propietarios, somos usuarios que pagamos una cuota asequible que oscila entre los 400 y los 600 euros mensuales”.
Además, añade que el edificio de nueva construcción está pensado y diseñado para lograr el mayor ahorro energético y evitar al máximo los gastos económicos y los ecológicos “Se trata de un edificio pasivo; todo está pensado para que sea lo más autosuficiente y ecológico posible”.
El factor comunitario implica cuidar mucho los aspectos emocionales
Los habitantes de La Borda viven cada uno en su piso, pero comparten espacios comunes y servicios para que todo funcione correctamente se toman decisiones asamblearias. El joven relata la importancia de cuidar el factor emocional “llevamos a cabo talleres emocionales para garantizar una buena convivencia.” Durante su intervención Gual recuerda “Construimos la vivienda con la intención de construir comunidad”.
Espacios comunes del edificio La Borda (Foto: Lacol)
La financiación del proyecto
El proyecto de La Borda cuenta con 48 financiadores distintos que han permitido llegar a hacer frente a los 3 millones 200 mil euros con el que está valorada la construcción y consecución del edificio. Calculan el dinero estará amortizado en unos 20 años.
La Borda se rige por las normas legales y filtros de las viviendas de protección oficial, tales como no poder tener propiedades y cobrar nóminas con un techo económico prestablecido. Todos los habitantes en el momento de acceder al proyecto hicieron una aportación de 18.500 euros.
Compartiendo todo lo aprendido
Hoy en día la Fundación La Dinamo vinculada estrechamente con el proyecto de La Borda se encarga precisamente de difundir y asesorar los proyectos similares que están en fase embrionaria. Lo hacen basándose en los conocimientos generados a raíz de llevar a cabo la construcción de este edificio en Barcelona.
Toda esta información estará en breve recopilada en un documento con toda la metodología que ellos durante 5 años han generado y se podrá descargar por Internet gratuitamente.
Haz clic aquí para ver el vídeo explicativo del proyecto de La Borda