lunes. 11.12.2023
Los organizadores y los asistentes, los menos culpables de una situación que se repite cada verano (Foto: Instagram)
Los organizadores y los asistentes, los menos culpables de una situación que se repite cada verano (Foto: Instagram)

No sólo tienen que aguantar gritos, riñas y reguetón a todo volúmen durante todas las noches de verano, como en otros muchos barrios de Palma donde se echa de menos mayor presencia policial. Este próximo viernes, y tal y como ya sucedió el pasado 26 de julio, los vecinos de la Plaça París se verán obligados a cerrar puertas y ventanas hasta bien entrada la madrugada debido a un nuevo evento musical.

Una vez más, las quejas y denuncias de las decenas de personas que residen en los cuatro grandes bloques que envuelven la Plaza no importan. Tampoco importa la situación de los bebés, mayores, enfermos y mucho menos de los animales. Y que decir de los trabajadores que arrancan pronto su jornada el sábado.

Obligados a cerrar puertas y ventanas durante horas en plena ola de calor

El pasado 26 de julio, la música a todo volúmen obligó a los vecinos de la Plaza París a tener que cerrar durante horas sus respectivas ventanas y puertas en plena ola de calor. «Pensábamos que con el nuevo alcalde esto acabaría pero no. Así es imposible descansar y hay mucha gente que trabaja el sábado», confesó a Mallorca Confidencial un residente en la zona antes de que subrayar que «parece que Hila sigue los pasos de Noguera. Nadie piensa en los mayores ni en los pequeños y mucho menos en los animales. El año pasado ya pasó lo mismo». 

El evento, que arrancó a las 20:00 horas, se prolongó hasta la madrugada. «Tenemos permiso hasta la 01:30 horas», nos señaló, de forma muy amable, uno de los chicos de la organización de un evento realizado en una plaza que está rodeada por cuatro grandes bloques de edificios con más de ocho plantas cada uno. Obviamente, mucha gente se queda en el espacio al apagar la música generando más ruido hasta altas horas.

"Deberían de ir debajo de casa del alcalde"

«Seguro que Hila y Noguera no tienen problemas para dormir. Deberían hacer los conciertos debajo de sus casas. Mi madre es muy mayor y le va a pegar algo con este calor«, afirmó otra vecina. Entonces, un vecino de mediana edad intervino para agregar que «no vienen a limpiar y encima, tenemos que aguantar esto. ¡Qué vengan a poner agua en la fuente!».

Los organizadores, los menos culpables

Más de un residente del barrio situado al lado de s´Escorxador nos aseguró que los organizadores del evento no tienen culpa de los problemas que causan. «Qué los manden al Parc de la Mar o a Son Fusteret«, nos comentó el primer vecino con el que charlamos.

La normativa sobre contaminación acústica

En las Islas Baleares, la medianoche es la hora límite que estable la normativa existente, apuntan las fuentes consultadas sobre horarios de conciertos, eventos y demás actividades relacionadas con el ocio.

No cumplir con este horario supone, en algunos casos, el cierre del local por contaminación acústica, como ha ocurrido en más de una ocasión en Palma tras la denuncia tramitada por un vecino.

¿Habrá medida de los decibelios?

Agentes de la Patrulla Verde de la Policía Local de Palma paralizaron el pasado sábado 1 de septiembre un concierto en Sa Possessió al aire libre por superar los decibelios permitidos. "¿Pasarán este viernes a medir el volúmen por la Plaza París?", nos pregunta el propietario de un comercio de s´Escorxador que prefiere no ser mencionado.

¿Quién ha vuelto a dar permiso tras los problemas ocasionados hace un año?

Es la pregunta que se hacen los vecinos, porque no entienden que Cort hago caso omiso a las quejas. Hay que tener en cuenta que el año pasado la Policía recibió más de 40 llamadas de queja.

«Es una vergüenza. Tener que cerrar las ventanas y puertas de mi propia casa en pleno verano. No todos tenemos aire acondicionado«, explicó un joven que empieza a trabajar a primera hora de la mañana del sábado.

El propietario de un bar cercano apuntó que «tampoco nos dejan hacer negocio ya que habilitan ellos sus propias barras«. «Espero que al menos no pongan reguetón«, zanjó en todo sarcástico.

Los vecinos de Plaça París, condenados a otra noche de suplicio y calor