
La mayor parte de las personas que residen actualmente en este espacio recibieron notificación administrativa de desalojo a principios de septiembre y, tras la desestimación de sus alegaciones, tienen como plazo máximo hasta esa fecha para buscar una alternativa habitacional.
Según ha revelado Médicos del Mundo, un 80% de quienes se han asentado en este espacio -también conocido como "la escalera"- son hombres, siendo el 20% población femenina, de edades comprendidas entre 20 años y 60, predominando las edades entre 40 y 50 años.
Respecto a su reubicación, la ONG ha detallado que actualmente los centros de acogida para personas sin hogar de Mallorca están colapsados y en algunos casos cerrados.
Dada la situación en la que se encuentra Palma por la cantidad de casos de COVID-19, "es un periodo arriesgado para quedarse sin un lugar seguro donde pernoctar", precisa la entidad, con cerca de 12.000 contagios en la isla.
A este respecto, la entidad reclama que se produzcan reuniones con el Ayuntamiento de Palma y el IMAS, y otras entidades que trabajan con personas en riesgo de exclusión social, para instalar a los residentes del Parque Pocoyó, ya que "si no se toman medidas al respecto, estas personas no tienen literalmente ningún lugar a donde ir", ha afirmado la ONG.
Evolución en el último año
Hasta hace un año, el nivel de ocupación del Parque Pocoyó oscilaba entre 10 y 20 personas, registrando intervenciones policiales de desmantelamiento de manera más periódica, pero en este tiempo se ha llegado a formar un asentamiento compuesto por mini-viviendas unipersonales, construidas a base de maderas, cartones, hierros, y materiales varios.
Las personas que lo habitan han variado mucho a lo largo del año. Desde enero de 2019 Médicos del Mundo tiene registradas 69 intervenciones, a partir de sus visitas. Desde el inicio del estado de alarma hasta el momento, se les proporciona material de limpieza del entorno e higiene personal, entre otras atenciones.
Finalmente, Médicos del Mundo expone que el número de personas sin techo que habita los distintos asentamientos de este tipo que hay en Palma ha crecido y, de hecho, "seguirá aumentando a medida que avance el invierno", por la carestía de la vivienda y el incremento del paro a causa de la crisis desatada por la pandemia.