Este lunes se ha producido la apertura del desdoblamiento de la carretera que une Llucmajor y Campos (Mi-19) y la travesía de entrada a este municipio. El acto ha sido presidido por la presidenta del Consell de Mallorca, Catalina Cladera, y ha contado con la presencia del alcalde del alcalde de Llucmajor, Éric Jareño, y de las alcaldesas de Campos, Francisca Porquer, y de Santanyí, Maria Pons, además de varios regidores de los municipios de la comarca.
Desde el Consell se ha explicado en qué ha consistido el proyecto para mejorar la seguridad de una de las vías con mayor índice de siniestralidad de la isla debido al elevado número de entradas a fincas y caminos y la afluencia de vehículos que transitan.
Este tramo de la Mi-19 tiene una intensidad mediana de vehículos diarios que se acerca a los 25.000 y el crecimiento del tráfico desde el 2015 ha sido de cerca de un 20%. Hecho que, además de circulación lenta y retenciones, venía provocando numerosos accidentes de consecuencias cada vez más graves. En concreto, desde 2006 se han producido 195 siniestros con unos veinte muertos y más de 200 heridos.
En este sentido, Éric Jareño ha puesto de manifiesto que "desde Llucmajor nos alegramos que este desdoblamiento sea finalmente una realidad, porque como siempre he defendido, ningún palmo de tierra vale más que una vida", ha remarcado el primer edil 'llucmajorer'.
Menos impacto
En coherencia con lo que se anunció la pasada legislatura, lo que se ha hecho es reducir el impacto sobre el territorio el máximo posible siguiendo con la modificación del proyecto que ya se hizo entonces. Esto ha permitido estrechar la mediana al mínimo que permite la normativa (a 2 metros, antes era de 3 metros) y acercar los caminos de servicio al tronco de la carretera, que dispone de dos carriles por sentido.
El proyecto también servirá para pacificar y embellecer el kilómetro y medio de la travesía que pasa por Campos con la ejecución de dos carriles de tres metros de ancho y pasos elevados que obligan a reducir la velocidad de los coches.
Las obras se han complementado con un centro de interpretación patrimonial de los elementos comprendidos dentro del área de afectación del proyecto donde se ha conservado un viejo aljibe y una cueva. Y dónde, además, se ha reubicado la barraca de Son Isern. Las obras, que empezaron en octubre de 2018, han tenido un plazo de ejecución de 31 meses y un presupuesto final 34 millones y medio de euros.
