"Son momentos muy difíciles, pero nos tenemos que reinventar", es lo que dice Miquel Rosselló de Ánima Resto Bar, en Sa Pobla. Y es que durante 15 días los bares y restaurantes no pueden servir comida ni bebida en el interior para frenar la propagación de la COVID-19. Miquel explica que "tenemos una pequeña terraza, con 5 mesas, pero con el mal tiempo este sábado no ha valido la pena abrir. Entre semana abriremos el servicio de terraza, si el tiempo mejora y los fines de semana apostaremos por el servicio de comida a domicilio".
Según los datos de la Conselleria de Salut, el municipio presenta una incidencia acumulada a 14 días superior a los 800 casos por 100.000 habitantes, es decir, más de 13 veces por encima de las cifras que el Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades considera de riesgo. Por otro lado, la tasa de positividad es superior al 14% y se encuentra once puntos porcentuales por encima de la recomendación de este organismo, que sitúa un territorio en riesgo epidemiológico cuando esta tasa supera el 3%. Por este motivo se ha decidido avanzar el toque de queda entre las 22h y las 6h y la restricción de consumir en el interior de los establecimientos de restauración.
En el caso del Cafè Plaça, Josep Serra explica que directamente cerrarán durante los 15 días que estén en vigor las restricciones. "Solo abriremos el fin de semana para ofrecer comida a domicilio. No vale la pena abrir la terraza con el mal tiempo que hace".
Lo mismo sucede en el Bar des Tren. Antonia dice que están pasando momentos realmente difíciles. "No podemos ofrecer servicio a domicilio porque los tres empleados que teníamos los hemos tenido que meter en ERTE durante estos 15 días. Este sábado teníamos una comida de 30 personas que hemos tenido que cancelar".
Antonia lamenta que sea solo el sector de la restauración el que se vea afectado por estas restricciones. "Si no saben de dónde proceden los casos de coronavirus, ¿por qué solo cierran los bares y no cierran también las tiendas?", afirma.
