
Dentro de la ronda de entrevistas que mantenemos con alcaldes y alcaldesas de diferentes municipios de Mallorca, en esta ocasión nos desplazamos hasta Llucmajor.
Un municipio con sensibilidades muy diferentes (Llucmajor pueblo, s’Arenal y Urbanitzacions) que la presente legislatura ha dirigido un joven al que todo el mundo empezó a conocer como una cara bonita, pero que con el transcurso del tiempo y paso de los años, ha demostrado que es mucho más que eso.
Ha tenido que lidiar con “el pacto de partidos más numeroso de España”, repite en reiteradas ocasiones porque es algo que le ha marcado a fuego.
En el transcurso de todo este tiempo ha visto como algunos de los que empezaron como ‘socios’ ahora ya no están, regidores que han dejado sus partidos para ir al grupo mixto… En fin una legislatura a la que parece ser que no le bastaba la gestión rutinaria y del día a día como para tener que lidiar con todos estos aspectos.
Vista la situación, lo primero que se nos ocurre al tener frente a frente a Jareño es preguntarle: ¿Ha quedado tiempo para que haya habido algo positivo?
“Aunque parezca difícil creerlo, ha habido más experiencias positivas que negativas. Al final nos tenemos que quedar con lo positivo” comenta, a la vez que puntualiza que “lo más positivo para mí es haber tenido el honor de haber alcanzado una meta, porque desde que tenía dieciocho años quería ser alcalde, con el orgullo que supone poder representar a todos mis conocidos, amigos y familiares e intentar ser el alcalde de todos, de todos sin excepción”, dice.
A pesar de las circunstancias pandémicas que han protagonizado estos años, “siempre he intentado ayudar a todo el mundo en los momentos difíciles, sobre todo a la gente de a pie que cada día ha luchado para tener abiertas las puertas de sus negocios”.
Bueno, ¿pero habrá habido experiencias negativas - le preguntamos - no? “No quiero focalizarme en ellas. Sí puedo decir que me han ayudado a aprender, a hacerme más fuerte, a conocer qué es lo que quiero y lo que no, intentando que no me pase factura”.
Aún así, profundiza diciendo: “Ha habido momentos muy difíciles, más que negativos. He intentado consolidar un pacto que reconozco que no fue bien. Y a esto hay que sumarle una pandemia, algo nunca visto antes, y que nos ha servido para hacernos más fuertes”.
Tras esta primera presentación y ‘declaración de intenciones’, le pedimos que haga autocrítica y un balance de estos años de gestión. Algo que a lo que en primera instancia responde que está “tranquilo y en paz”, porque considera que “se ha hecho lo que se tenía en mente, con una buena gestión aunque algunos se empeñen en decir lo contrario”, matiza.
“Yo diría que la nota que nos podemos poner es un notable alto, cerca del excelente, porque con el paso del tiempo se van descubriendo aspectos que se podrían haber hecho mejor o de otra manera”.
Durante estos años, ha habido momentos puntuales en los que parecía que Jareño, aún contando con el pacto más numeroso del país, estaba solo. “Ha habido momentos difíciles en los que como alcalde tienes que tomar decisiones, pero siempre me he sentido arropado por la gente de mi partido y por el resto del equipo, porque en el pacto, al margen de siglas, hemos formado un gran equipo que siempre ha estado allí cuando lo he necesitado”.
¿Qué representa para una persona que lleva desde joven soñando con ser el alcalde de su pueblo? “Es una de las cosas más bonitas que me ha pasado y no lo olvidaré nunca”, comenta mientras se le ilumina la cara.
Pero de regreso a su posición de primer edil, apunta que “es el mayor máster que me ha dado la vida y donde he aprendido a marchas forzadas; es un un honor. Y aunque ahora me vaya, no dudaría ni un instante en volver a repetirlo”, porque gracias a ello “creo que ahora soy mejor persona”.
Bueno, ¿por qué lo deja?
“Por motivos estrictamente personales. Estoy bastante cansado. Han sido años muy intensos y duros. Mi camino pasa por cerrar esta etapa. Ahora no tengo la misma ilusión que cuando empecé, y creo que cuando esto pasa en política hay que dejar paso a otras personas y seguir con mi camino. La política es muy dura y creo que he tomado la decisión correcta”, explica.
Entonces, por lo que el alcalde de Llucmajor comenta parece que no vale la pena meterse en política. Él profundiza en este asunto y comenta que “es algo que ha de ser totalmente vocacional y durante un tiempo determinado”, porque “solo así vale la pena. Si le tienes amor a tu pueblo y tu gente sí vale la pena” pero aprovecha para añadir la coletilla de que “en política no todo vale y no todo es tan bonito y perfecto como puede parecer. Aún así, si alguien lo tiene claro y no espera nada a cambio le invito a que lo pruebe; es muy bonito”.
El camino de Eric Jareño al frente del Ajuntament de Llucmajor está llegando a su fin. De hecho, ya se sabe que su compañera Xisca Lascolas será quién le tomará el relevó, una persona de partido, joven, implicada con el mundo cultural y social de su municipio.
¿Pero qué va a ser ahora de Jareño? ¿A qué se dedicará este joven inquieto y con la cabeza llena de proyectos a partir del mes de mayo?
“Me voy a dedicar al mundo empresarial - que es de donde ya viene - con muchos proyectos que tengo en mente (y que sin desgranar cuáles son dice) que tienen que ver con los sectores de la hostelería y servicios”, aunque remarca que “nunca he dicho que algún día no vuelva a la política, porque es algo que me encanta y que he seguido desde que tengo uso de razón. Seguiré vinculado a la política desde otra perspectiva. Nunca digas nunca”.
Ahora llega el momento en el que le pedimos que intente dejar al margen los formalismos y que nos hable como ciudadano más que como alcalde. Nos coge el guante y asume el reto para decir que “hay que reducir burocracia, porque hay muchos proyectos que no ven la luz por las dificultades que acarrea la burocracia”, porque desde su punto de vista “la administración pública ha de estar para ayudar al ciudadano y a veces parece que lo que hace es poner más trabas”, si bien asevera que ello debe hacerse “siempre desde la seguridad jurídica” y “a veces parece que los funcionarios y los políticos, que estamos al servicio del ciudadano eso se nos olvida”.
“Hay que hacer un replanteamiento para que todo sea más fácil, porque no puede ser en lo que se ha convertido la administración pública”, concluye.
Este es Eric Jareño, un chico, porque todavía es joven, muy joven, de aquellos a los que hace un par de décadas se les llamaba JASP (Joven aunque sobradamente preparado).
Una persona que no reniega de su paso por la política municipal, pero que tiene claro que de momento la deja al margen porque la vida puede ofrecerle muchas otras cosas, con posiblemente no tantos dolores de cabeza y sufrimientos innecesarios, que es lo que conlleva este mundo.
Le deseamos toda la suerte del mundo en esta nueva etapa. La política y Llucmajor pierden un gran valor.