
Entre los muchos relatos posibles, MALLORCA CONFIDENCIAL destaca dos a los que ha tenido acceso de primer mano, las explotaciones Germans Llull, en Manacor, y Agromart, en Inca. En ambos casos los daños se han producido por el granizo, y en el primero además por un 'cap de fibló' que pasó dos veces.
Esta finca agrícola, situada a 6 kilómetros de Manacor por la carretera que une la segunda ciudad de la isla con la Colònia de Sant Pere, resultó alcanzada hacia las 11 horas del sábado por un auténtico tornado que, aunque llegó soplando flojo, tomó fuerza en la medianera entre esta explotación y la del vecino.
Según explica uno de los propietarios, Guillem Llull, "los invernaderos, en los que teníamos plantadas hortalizas de todo tipo pero sobre todo rabanitos, han quedado destruídos, no podemos ni entrar en ellos. Se deben desmontar íntegramente y vender como chatarra", afirma el agricultor.
El 'cap de fibló' llegó desde el norte, barrió esas infraestructuras y, cuando llegó al final de la explotación, "dio la vuelta y volvió a pasar, enganchando las casas. Se llevó el tejado del almacén y arrancó las tejas de otras construcciones, además de un pino muy grande y más árboles", detalla Llull.
"Habíamos tenido otros más pequeños, pero ninguno tan intenso como éste", que también rompió el tendido eléctrico y afectó a otras infraestructuras de la explotación. Otra finca de Germans Llull, a tan solo tres kilómetros de ésta, también se vio afectada por la meteorología, pero solo por el granizo.
Sin pepinos
Y, lo mismo sucedió en las instalaciones de Agromart SAT en sa Vinyota (Inca), cooperativa que ha perdido su producción de pepinos, 200.000 kilos que ya se encontraban a punto de cosechar. Sucedió prácticamente a la misma hora, a las 11:30h. del sábado, y también afectó principalmente a los invernaderos, que ocupan 20.000 metros cuadrados.
Del resto de la finca, se vieron afectados distintos árboles frutales: ciruelos y cítricos, así como los caquis que maduraban para la próxima cosecha. En palabras de Isabel Vicens, presidenta de Agromallorca: "las pérdidas van más allá de la producción totalmente perdida, afectan también a la calidad del producto que ha quedado, es difícil saber qué y cómo podremos comercializar", lamenta.