
En Mallorca hay un lugar donde Sant Jordi no es tan solo una cita cultural ni un día más en el calendario: es una fiesta auténtica, celebrada con intensidad y sentimiento. En la Colònia de Sant Jordi, Sant Jordi se vive con el alma, y este año, con más motivos que nunca.
“La Colònia se transforma”, arranca Guillem Mas, regidor de Festes del Ajuntament. “Venimos de la Semana Santa, que también se vive mucho aquí, y enlazamos directamente con una de nuestras celebraciones más queridas. Sant Jordi es muy nuestro”. No lo dice por decir. Lo que se vive entre el 4 y el 23 de abril en este núcleo marinero no es solo una programación de actos: es una reivindicación de identidad, de pertenencia y de ganas de pasarlo bien.
Una fiesta que es de los de aquí
“Siempre decimos que estas son les festes dels de aquí”, explica Mas. “Porque en verano, muchos trabajamos en el turismo y no podemos disfrutar de las fiestas como querríamos. Pero ahora sí: ahora nos toca”. Y ese “nos toca” se nota en el ambiente: un ambiente especial y cómo se implican los vecinos, conlleva que el pueblo costero se convierta en anfitrión de sí mismo.
Porque aunque haya actividades para todos —niños, familias, jóvenes, mayores—, lo que hace especial a Sant Jordi en la Colònia no es el programa (que es completo y variado), sino el espíritu con que se vive. “Queremos que todo el mundo se sienta parte de la fiesta. Es lo que buscamos cada año: que la gente la sienta suya”, apunta Guillem.
Más que libros
No se engañe nadie: aquí Sant Jordi no es solo rosas y literatura. “Claro que hay espacio para la cultura”, matiza el regidor. “Pero también hay música, gastronomía, actividades infantiles, verbenas, fuegos artificiales… Es una fiesta por y para todos. Muy popular, muy nuestra”.
Uno de los momentos destacados de este año ha sido la Festa dels Quintos, que abrió fuego el pasado sábado con una fideuà popular y mucha fiesta por la tarde. “Fue un éxito absoluto”, dice Mas, visiblemente orgulloso. “Estas cosas nos demuestran que seguimos en el buen camino, que la gente responde y que la Colònia tiene fuerza”.
Un calendario que no da tregua
Y no se trata solo de Sant Jordi. Esta parte del año es un no parar. “Ahora tenemos Sant Jordi, y en pocas semanas nos vamos directos a la Fira del Primer de Maig en ses Salines, que es otro momento fuerte del municipio”, comenta. “Son semanas muy intensas, pero también muy enriquecedoras. Se demuestra la vitalidad que tenemos”.
No oculta que hay rivalidad entre la Colònia y ses Salines, pero la lleva con humor: “Esa es una rivalidad sana, jajaja. Tanto los saliners como los coloniers aman sus fiestas. Lo importante es que, al final, todos formamos parte del mismo municipio. Eso es lo que nos hace únicos”.
Ideal para una escapada familiar
Este año, además, hay un aliciente extra: las fiestas caen con los niños aún de vacaciones. “Es el momento ideal para venir a disfrutar de la Colònia en familia”, insiste Mas. “Tenemos actividades todos los días, ambiente tranquilo, mar, buen tiempo... ¿Qué más se puede pedir?”. Y razón no le falta: cualquier día entre el 15 y el 23 ofrece propuestas lúdicas para todas las edades, desde cuentacuentos hasta conciertos.
Y encima, año de centenario
Por si todo esto fuera poco, 2025 es especial: se cumplen 100 años desde la conmemoración del municipio de ses Salines. “Estamos muy orgullosos de llegar a esta cifra redonda”, dice el regidor. “Y aunque el centenario se irá celebrando con otros actos durante el año, este Sant Jordi ya tiene un sabor diferente. Es como si todo encajara”.
Antes de despedirse, Guillem Mas lanza una invitación directa, de esas que no se pueden rechazar: “Animamos a todo el mundo a venir estos días. Es una gran excusa para redescubrir la Colònia. Aquí estamos para que su visita, o su estancia, sea mágica”.
Y lo será. Porque en la Colònia, Sant Jordi no se celebra: se vive, y no solo en verano.