Un año después del que políticamente se ha bautizado como 'el golpe de Estado de Puigdemont' la deriva del procés sigue preocupando a propios (los constitucionalistas) y a extraños (los extranjeros que viven en este caso en Baleares). Hartos ya de que el conflicto no se dirima de una vez, los ciudadanos residentes en las Islas con nacionalidad de otros países consultados por MallorcaConfidencial, no conciben una España sin Cataluña. Ni España, ni Italia, ni Francia, ni Rumanía y así hasta un largo etcétera.
Todos coinciden en que "ni nacionalismos, ni independentismos, tienen cabida en la Unión Europea".
"No quisiera tener que pedir 'visado' o sacarme un pasaporte para Cataluña"
Alina vive en Mallorca y , si bien no acaba de entender muy bien qué está ocurriendo en Cataluña y cual de los 'dos bandos' tiene la razón, afirma que le preocuparía tener que sacarse un 'visado' cada vez que va a Barcelona, que suele ser habitualmente.
Está pendiente de lo que ocurre en España con el conflicto catalán, "más o menos", asegura esta ciudadana de uno de los antiguos países del Este, que confiesa que su familia es seguidora del Barça y que por eso suelen ir con asiduidad a la ciudad condal.
"Lo mejor es que este país esté unido"
Giorgia es una italiana que hace un año que vive en Mallorca y, a pesar de que tampoco está al día de lo que sucede con el proceso separatista o independentista de Cataluña, no concibe que "La España" se rompa. Es como si ocurriese igual en Italia, afirma, a mí no me gustaría. "Los países tienen que estar unidos como lo están ahora".
Esta italiana asegura además que el idioma que habla en Mallorca es lo que sabe de español y que así se hace entender, porque de momento no habla catalán.
"Política y religión, mejor no hablar"
Jackie, una británica que lleva muchos años en Mallorca, prefiere mantenerse al margen de todo lo que tenga que ver con política y como si de algo grave se tratara, contesta: "No política, no religión", sabedora eso sí de que su posición en la Isla es muy sensible a este tipo de comentarios.
Aunque no nos autoriza a nombrar dónde y en qué trabaja, sí podemos decir que por la actividad que desempeña con compatriotas suyos tiene que tratar con los políticos de diferentes muncipios y a buen seguro que también con la Iglesia.
"Para mí la nación es siempre unida. No me gustaría que Sicilia se separara de Italia"
Se llama Odette y es una simpática italiana de Sicilia que no concibe que su Isla se separara de Italia. Este región insular tiene desde 1946 un estatuto especial, que nada se parece al traspaso de competencias de que gozan las autonomías españolas, especialmente la vasca y la catalana, ambas con fuerzas de seguridad propios.
Consecuentemente el testimonio de Odette tiene su importancia la venir de una Isla de más de 5 millones de habitantes. "Para mí la nación es unida", afirma. Y del independentismo no quiere ni oír hablar.
Mapa de la Europa indenpendentistas (Fuente: Europapress)
Italia, Francia, Alemania y la propia Bélgica tienen zonas que podrían seguir la senda de Cataluña de abrirse alguna 'ventana al independentismo'
Que Europa ha dado la espalda a Puigdemont y a toda la propaganda del procés catalán es un hecho ya objetivo. Hasta el mismo expresident del Govern catalan fugado a Bélgica lo ha recocido estos días, aunque públicamente y oficialmente todos los líderes europeos han dado un portazo al golpe de Estado de las fuerzas del procés.
Y la Unión Europea ni tan siquiera ha contemplado recibir a Puigdemont como representante secesionista y bajo la bandera de que en España falta democracia, porque estaríamos antes lo que expertos en comunicación política han denominado las 'fake news' del procés.
Consecuentemente, Europa no tiene ninguna intención de abrir el melón de los conflictos entre regiones y Estados, entre otras cosas, porque una mayoría de países verían amenazada su unidad.
Baviera en Alemania, Flandes en la polémica Bélgica, la Padania, en el norte de Italia, y Tirol del sur, también en el norte de Italia, y Córcega en Francia, son algunas de las regiones que plantearían más problemas de los que ya suscitan si a Europa se le ocurriera dar tan sólo un levísimo respiro a las ínfulas separatistas de Cataluña.