viernes. 19.04.2024

¿Estamos en Navidad?

Hoy (6 de diciembre) festivo en España, supongo que también en Cataluña y he tenido ocasión de pasear por nuestra ciudad, por nuestra querida Palma de Mallorca, para mí siempre será de Mallorca, y me he quedado perplejo, obnubilado, sorprendido y todo cuanto uno puede decir cuando siente vergüenza de su ciudad y de sus gobernantes, de todos, es decir sin olvidar a los de la oposición, ya que no hay ninguno que sea merecedor de mi  humilde beneplácito. Y queremos ser la capital de turismo, la meta de llegada de visitantes y una de las mejores ciudades del Mediterráneo a visitar, cuando cualquier otra ribereña desde la Línea de la Concepción  a la frontera, un tiempo, con Francia por la costa a Port Bou, nos dan sopas con honda en decoración navideña y en limpieza.

No había visto jamás una ciudad mediterránea como la nuestra tan sucia, mal oliente y peor iluminada en mucho tiempo, para mí no se salva absolutamente nada, el mismo mal gusto de siempre, las mismas guirnaldas de toda la vida y nada nuevo a la noche que llame la atención.

Me pregunto si es quieren hacer de nuestra ciudad el estercolero más caro de España y la ciudad peor iluminada del planeta.

Hoy era un día muy indicado para celebrar la gran fiesta de la democracia, el día en que inauguramos hace cuarenta años la Constitución actual, la nuestra, la que costó mucho sudor y lágrimas, renuncias y dádivas y sobre todo  que nos trajo esperanza, convivencia  y paz, la que todos esperábamos y deseábamos dejar a nuestros descendientes, hijos y nietos, para no volver a vivir enfrentamientos entre hermanos y hoy determinados grupos tóxicos, hasta me atrevo a llamarlos alienados tanto de derechas como de izquierdas están denostándola continuamente sin ningún sentido de responsabilidad y quieren destruirla no por anticuada sino porque dicen que ellos no la votaron. Estas personas no son pobres de espíritu ni desgraciadas, son simplemente populistas impresentables, inconformistas de uno y otro signo tirando más a la  siniestra anarquía de siglos atrás que no a un más moderno sistema de convivencia democrática.

Estos necios y nefastos grupos, simiente mala de erradicar los comparo sin ánimo de ofensa personal alguna, a aquellas personas que espetan, gracias a Dios muy pocas, a sus padres “yo no te pedí que me engendraras”, pero siguen viviendo de ellos. Claro que no pidieron vivir, claro que las actuales generaciones no hicieron nuestra actual Constitución, pero quienes la hicieron, no la hicieron para sí, la hicieron para un futuro, para sus hijos y nietos y con los caminos adecuados para que la misma se modernizara, no para destruirla. Lo mismo que algunos hijos dicen a sus padres equivocadamente, claro que no pidieron ser engendrados, lo fueron por un acto de amor y para que disfrutaran de su vida, no para que la usaran para destruir a sus padres o para que los cambiaran por otros, la Constitución puede cambiarse, pero solo con el mismo amor y cariño con que fue engendrada, no con el latrocinio de una pandilla de indeseables que mayoritariamente ignoran los sacrificios de sus padres físicos o políticos.

¿Estamos en Navidad?