21 de julio de 2020, 13:17
Entramos desgraciadamente en la fase de los NUEVOS BROTES. Ahora que ha comenzado a entrar tímidamente el turismo en Mallorca ya han comenzado los nuevos contagios posiblemente por un exceso de confianza, por tanto hay que recular y ser mas precavidos de nuevo. Los nuevos afectados de COVID19 afortunadamente no son muchos y parecen estar controlados. Con los nuevos brotes llegan normas mas duras aunque pienso que insuficientes, ya que tan solo el uso obligado de mascarillas es positivo pero tampoco es el mejor de los remedios.
No se entiende, como no se ha formalizado ya un acuerdo entre países de la Unión Europea para que todos los viajeros tengan que estar en posesión de un PCR o un test rápido negativo del virus como pasaporte para viajar tranquilo. Cualquier destino turístico necesita ofrecer calidad en los servicios y seguridad en todos los sentidos (Covid 19, seguridad ciudadana, sanidad…) de lo contrario está inevitablemente predestinado a su caída y degradación. Sin duda, la obligatoriedad de llegar al destino con una prueba negativa daría mucha mas tranquilidad a los visitantes.
Ya era hora de que el Govern, obligado por la situación actual, intervenga en las zonas donde el exceso de alcohol provoca desmadre, zonas que puedan ser nuevos focos de contagio que podrían hundir el destino en estos momentos.
Por otra parte, las actuales circunstancias aconsejan prudencia a los empresarios turísticos que ante la bajada de precios y de reservas, muchos han decidido no abrir sus establecimientos y esperar a la próxima temporada, calculando de esta forma las pérdidas al céntimo. En cambio, los que si han decidido abrir están en un sin vivir, por la baja ocupación, las ofertas a la baja y la anulación de reservas de último momento. Además del peligro de un nuevo brote en el propio establecimiento y el consecuente eco exterior, lo que supondría que un riesgo de pérdidas incalculable. Sin duda, en todas las zonas turísticas del país se están haciendo rezos y plegarias para que se comercialice cuanto antes una vacuna eficaz que nos libre de este mal y pueda volverse a la normalidad.
No se entiende, como no se ha formalizado ya un acuerdo entre países de la Unión Europea para que todos los viajeros tengan que estar en posesión de un PCR o un test rápido negativo del virus como pasaporte para viajar tranquilo. Cualquier destino turístico necesita ofrecer calidad en los servicios y seguridad en todos los sentidos (Covid 19, seguridad ciudadana, sanidad…) de lo contrario está inevitablemente predestinado a su caída y degradación. Sin duda, la obligatoriedad de llegar al destino con una prueba negativa daría mucha mas tranquilidad a los visitantes.
Ya era hora de que el Govern, obligado por la situación actual, intervenga en las zonas donde el exceso de alcohol provoca desmadre, zonas que puedan ser nuevos focos de contagio que podrían hundir el destino en estos momentos.
Por otra parte, las actuales circunstancias aconsejan prudencia a los empresarios turísticos que ante la bajada de precios y de reservas, muchos han decidido no abrir sus establecimientos y esperar a la próxima temporada, calculando de esta forma las pérdidas al céntimo. En cambio, los que si han decidido abrir están en un sin vivir, por la baja ocupación, las ofertas a la baja y la anulación de reservas de último momento. Además del peligro de un nuevo brote en el propio establecimiento y el consecuente eco exterior, lo que supondría que un riesgo de pérdidas incalculable. Sin duda, en todas las zonas turísticas del país se están haciendo rezos y plegarias para que se comercialice cuanto antes una vacuna eficaz que nos libre de este mal y pueda volverse a la normalidad.