15 de septiembre de 2020, 10:14
Soy de los que piensa que siempre hay que trillar el trigo de la paja. Por eso defendiendo que hay que leer la letra pequeña de todo cuanto acontece, lo que supone una forma de afrontar la vida que muchas veces la complica. Y hoy día se hace aún más difícil si cabe cuando ves el ataque al espíritu de la transición y la concordia entre españoles que representa la Constitución, las reglas del juego que todos nos hemos dado, que está llevando a cabo este gobierno del “nuevo socialismo” de Sánchez y el podemita Iglesias.
Cada vez más se exaltan los radicalismos. O eres del Madrid o eres del Barça, piensas blanco o negro, estás conmigo o sino se entenderá que estás contra mí. Y así con todo. Este entorno de cosas tan polarizadas surge de la crisis de 2008, con los antisistema podemitas liderando esta radicalidad y a los que más tarde se les ha sumado la ola del “nuevo socialismo” de Sánchez, consiguiendo llegar al poder sin ningún tipo de escrúpulo al pactar con separatistas y proetarras y mintiendo de forma descarada.
Pero ya lo indica el proverbio “cuidado con desear mucho una cosa, que al final se acaba cumpliendo”. Al final Sánchez e Iglesias tienen el gobierno de España, pero eso sí, con pandemia sanitaria mundial incluida y con la peor crisis económica de la historia de nuestro país, que algún analista equiparaba al desastre económico que supuso en 1898 la pérdida de nuestros territorios de ultramar de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Casi nada: la peor situación imaginable con el peor gobierno posible.
Cada vez son más los que con crudeza empiezan a padecer en sus propias carnes la crisis económica derivada de esta pandemia. Muchos habrán votado a los que ahora nos gobiernan. Espero que reclamen con fuerza al gobierno actual lo que reclamaban no hace tanto contra el gobierno de centro derecha del Partido Popular.
Y lo del peor gobierno posible no es una afirmación gratuita. Desde el escándalo de la llegada a Barajas del vuelo prohibido por la Unión Europea, con la vicepresidente del gobierno populista de Venezuela a bordo y sus famosas maletas, pasando por el tratamiento de los escraches a miembros del gobierno anterior y el trato que le dan a esos mismos escraches cuando se realizan a miembros del gobierno actual, son dos ejemplos claros de lo que es y representa este gobierno para España.
Sirvan de ejemplo también la visita de la ministra de turismo de Sánchez a Ibiza, donde afirmó sin rubor alguno que trabajaba para conseguir corredores seguros con el Reino Unido y otros mercados turísticos emisores, siendo que el propio gobierno británico la desautorizaba pocos instantes después. O cuando la ministra de trabajo de Sánchez vino a Mallorca y negó la prórroga de los ERTES, pero eso sí: dijo tener “muy buena sintonía con los hoteleros”. Sin comentarios. O las afirmaciones del ministro de Fomento de Sánchez pretendiendo quitarnos el único aspecto que mitiga mínimamente el hecho insular, como es el descuento de residente en los billetes de avión y barco.
A nivel del Govern balear tenemos los peores datos de paro de toda España, que incluyendo los ERTES, son realmente dramáticos. Y a nivel empresarial esto va a quedar hecho un solar. Negueruela, el conseller estrella, se da de bruces con una realidad que no habría imaginado ni en sus peores sueños. Conseller del cambio de modelo económico se denomina. Parece que ni hecho aposta.
Eso sí: las ayudas al catalán y las políticas de gestos de Armengol y sus consellers que no falten. Mucho tuit y mucha prensa con artículos de afines dando bombo y platillo a la legislatura del desastre.
Por cierto, a todo esto me pregunto: ¿qué frutos estará dando la dirección general de soberanía alimenticia? Porque existir existe, la estamos pagando entre todos los españolitos de baleares. Pues eso.
Cada vez más se exaltan los radicalismos. O eres del Madrid o eres del Barça, piensas blanco o negro, estás conmigo o sino se entenderá que estás contra mí. Y así con todo. Este entorno de cosas tan polarizadas surge de la crisis de 2008, con los antisistema podemitas liderando esta radicalidad y a los que más tarde se les ha sumado la ola del “nuevo socialismo” de Sánchez, consiguiendo llegar al poder sin ningún tipo de escrúpulo al pactar con separatistas y proetarras y mintiendo de forma descarada.
Pero ya lo indica el proverbio “cuidado con desear mucho una cosa, que al final se acaba cumpliendo”. Al final Sánchez e Iglesias tienen el gobierno de España, pero eso sí, con pandemia sanitaria mundial incluida y con la peor crisis económica de la historia de nuestro país, que algún analista equiparaba al desastre económico que supuso en 1898 la pérdida de nuestros territorios de ultramar de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Casi nada: la peor situación imaginable con el peor gobierno posible.
Cada vez son más los que con crudeza empiezan a padecer en sus propias carnes la crisis económica derivada de esta pandemia. Muchos habrán votado a los que ahora nos gobiernan. Espero que reclamen con fuerza al gobierno actual lo que reclamaban no hace tanto contra el gobierno de centro derecha del Partido Popular.
Y lo del peor gobierno posible no es una afirmación gratuita. Desde el escándalo de la llegada a Barajas del vuelo prohibido por la Unión Europea, con la vicepresidente del gobierno populista de Venezuela a bordo y sus famosas maletas, pasando por el tratamiento de los escraches a miembros del gobierno anterior y el trato que le dan a esos mismos escraches cuando se realizan a miembros del gobierno actual, son dos ejemplos claros de lo que es y representa este gobierno para España.
Sirvan de ejemplo también la visita de la ministra de turismo de Sánchez a Ibiza, donde afirmó sin rubor alguno que trabajaba para conseguir corredores seguros con el Reino Unido y otros mercados turísticos emisores, siendo que el propio gobierno británico la desautorizaba pocos instantes después. O cuando la ministra de trabajo de Sánchez vino a Mallorca y negó la prórroga de los ERTES, pero eso sí: dijo tener “muy buena sintonía con los hoteleros”. Sin comentarios. O las afirmaciones del ministro de Fomento de Sánchez pretendiendo quitarnos el único aspecto que mitiga mínimamente el hecho insular, como es el descuento de residente en los billetes de avión y barco.
A nivel del Govern balear tenemos los peores datos de paro de toda España, que incluyendo los ERTES, son realmente dramáticos. Y a nivel empresarial esto va a quedar hecho un solar. Negueruela, el conseller estrella, se da de bruces con una realidad que no habría imaginado ni en sus peores sueños. Conseller del cambio de modelo económico se denomina. Parece que ni hecho aposta.
Eso sí: las ayudas al catalán y las políticas de gestos de Armengol y sus consellers que no falten. Mucho tuit y mucha prensa con artículos de afines dando bombo y platillo a la legislatura del desastre.
Por cierto, a todo esto me pregunto: ¿qué frutos estará dando la dirección general de soberanía alimenticia? Porque existir existe, la estamos pagando entre todos los españolitos de baleares. Pues eso.