Al otro lado del espejo de ese dispositivo existe otro tú en una realidad alternativa llamada Internet.
En ella, como si de una galaxia se tratara, existen infinitos lugares. Mark es el dueño de diferentes mundos. Entre ellos, uno llamado Facebook en el que millones de nosotros tenemos una residencia virtual hecha de un solo muro.
Algunos de nosotros trabajamos en Internet y construimos una tienda web en algún planeta “hosting” para atender a nuestros clientes digitales. El píxel de Facebook es un agujerito en tu web del tamaño de una galleta Cookie que te ayuda a hacer Mark con sus herramientas y tu licencia de obra. Su nombre proviene del hecho de que, en esta realidad alternativa, los rostros de usuarios están pixelados y es difícil reconocer quienes son a simple vista, si ya han visto tu escaparate o han estado en tu tienda.
Mediante este agujero, Mark puede poner a uno de sus espías a observar y seguir a todo aquel que visite tu web. Así, una vez entren en su mundo “Facebook”, puede ponerles rostro, escudriñar en sus datos y conocer quienes son.
No puede darte su información porque existen leyes que protegen la privacidad. Tampoco obtendría ningún beneficio de ser así. En Facebook, los alojamientos son gratis para los usuarios siempre que acepten algunas normas. El sistema se mantiene gracias a la publicidad de las empresas.