jueves. 14.11.2024

La fábula del píxel de Facebook

Al otro lado del espejo de ese dispositivo existe otro tú en una realidad  alternativa llamada Internet.  

En ella, como si de una galaxia se tratara, existen infinitos lugares. Mark es el  dueño de diferentes mundos. Entre ellos, uno llamado Facebook en el que  millones de nosotros tenemos una residencia virtual hecha de un solo muro. 

Algunos de nosotros trabajamos en Internet y construimos una tienda web en  algún planeta “hosting” para atender a nuestros clientes digitales. El píxel de  Facebook es un agujerito en tu web del tamaño de una galleta Cookie que te ayuda a hacer Mark con sus herramientas y tu licencia de obra. Su nombre  proviene del hecho de que, en esta realidad alternativa, los rostros de usuarios  están pixelados y es difícil reconocer quienes son a simple vista, si ya han visto  tu escaparate o han estado en tu tienda. 

Mediante este agujero, Mark puede poner a uno de sus espías a observar y  seguir a todo aquel que visite tu web. Así, una vez entren en su mundo  “Facebook”, puede ponerles rostro, escudriñar en sus datos y conocer quienes  son. 

No puede darte su información porque existen leyes que protegen la  privacidad. Tampoco obtendría ningún beneficio de ser así. En Facebook, los  alojamientos son gratis para los usuarios siempre que acepten algunas  normas. El sistema se mantiene gracias a la publicidad de las empresas. 

Es por eso que, por un módico precio, Mark puede atar un globo a tu cliente  que le acompañará allá dónde vaya en Facebook y sus otros mundos  Instagram y Whatsapp. El mensaje que pones en el globo es sumamente  importante porque, si consigues que pinchen, podrás lograr su contacto para  hacer una venta que se transformará mágicamente al mundo real.

La fábula del píxel de Facebook